El reto de escribir en papel virtual

Los escritores y los lectores hemos vivido la fascinación de la máquina del tiempo. Pasaron los años y el arte de escribir se ha convertido hoy en un reto por el talento de millones de creadores, pero sobre todo por las herramientas de creación y divulgación.

La máquina del tiempo

1750… sentado en su escritorio, el creador de narraciones literarias escribe con la tinta que van dejando una huella hermosa en el papel. Las hojas, ni tan blancas ni tan oscuras, bebe el trazo de cada palabra para llenarse de ese tatuaje narrativo. Será una obra excepcional y llegará a todos, gracias a al plomo de las letras y la tinta de imprenta que llegará a cientos de lectores.

1950… sentado frente a su máquina de escribir, el creador comienza a crear tramas, personajes, escenas memorables que se convertirán en un libro de miles de ejemplares gracias al trabajo de una respetada editorial. Con el sufrimiento y la emoción que solo él conoce, va escribiendo en las hojas que entran blanquísimas en su máquina y salen repletas de literatura.

2000… sentado frente a su computador, la escritora teje su obra literaria escuchando el sonido contemporáneo del teclado. La hoja en blanco está en la pantalla y los caracteres van dando vida al discurso literario que llegará pronto a la más famosa librería virtual y a millones de lectores.

Escribir ayer vs escribir hoy

Se escribe hoy con más facilidad que en siglos pasados. Los escritores se enfrentaban al desafío de manuscribir el papel, y ese reto se fue aligerando con el paso del tiempo para traer un nuevo reto. Escribir en la contemporaneidad es fácil pero no es sencillo. Si, es una espiral de palabras confusas.

Ahora abres el portátil y escribes. Es fácil y cómodo porque el original que se crea queda grabado, puede modificarse sin tachaduras, se lleva a todos lados con más movilidad o se comparte. Pero no es sencillo, porque el talento que exige una obra literaria no hace ligas con la contemporaneidad urgente. La hoja virtual es fría, distante, no tiene ni la fragancia ni el susurro melódico del papel.

Pero la máquina del tiempo no nos devolverá la maquina de escribir, así que asumir el reto y dominarlo es lo inevitable en la vida del escritor y especialmente en la difusión de la obra.

Leer ayer vs leer hoy

Por supuesto que los lectores también enfrentan retos en este decurso de épocas y literaturas. Aunque tienen la garantía de que el papel original sigue ahí con miles de ejemplares, si han tenido que llegar a las librerías virtuales y leer no pocas obras en dispositivos digitales.

El lector de toda la vida sabe que tener un libro en las manos es un verdadero placer. El contacto de las manos con las páginas está relacionado al transcurso de la lectura. Pasar páginas es la caminata literaria más universal que existe dentro del mundo de un libro. Pasar páginas en un libro digital tiene el desafío de la concentración para consumir la obra y disfrutar ese alimento literario.

Lo interesante de las tradiciones y la modernidad es que las generaciones que van naciendo tienen cada vez menos hojas de papel y más hojas virtuales. Lo triste de todo, es que la hoja virtual, llena de buenas literaturas, está siendo desplazada por los videos, las publicidades y las plataformas sociales.

El triunfo de las literaturas en el universo virtual

La pereza de escribir y de leer no puede ganarle a la literatura. Los creadores que forjan sus obras a diario, que publican y ganan premios relevantes no pueden convertirse en figuras anacrónicas de la sociedad. No puede ser que lo único que se lea hoy en día con avidez sean las textualidades de socialización en las redes sociales.

La inteligencia natural tiene que imponerse, y los escritores tenemos el reto de escribir en papel virtual para hacer crecer el universo lector que nos espera en la jungla de los contenidos digitales. Entre emojis, stickers y gif la literatura tiene que imponerse con astucia y sobre todo con perseverancia. Dominar las redes, para vivirlas al modo literario es una apasionante aventura que vale la pena. ¿Quién dijo que el marketing digital no puede tener relación efectiva con la literatura?

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